sábado, 22 de septiembre de 2018

Libro: Fractura
Autor: Andrés Neuman 
Año: 2018
País: Argentina
Género: novela

El señor Watanabe, superviviente de la bomba atómica, se siente un fugitivo de su propia memoria y está a punto de tomar una de las decisiones más cruciales de su vida. El terremoto previo al accidente de Fukushima provoca un movimiento de placas que remueve el pasado colectivo.
Cuatro mujeres narran sus vidas y sus recuerdos de Watanabe a un enigmático periodista argentino, en un recorrido sentimental y político por ciudades como Tokio, París, Nueva York, Buenos Aires y Madrid. Este cruce de idiomas, países y parejas va revelando cómo nada ocurre en un solo lugar, cómo cada acontecimiento se expande hasta hacer temblar las antípodas. El modo en que las sociedades recuerdan y, sobre todo, olvidan.
En Fractura se entretejen amor y humor, historia y energía, la belleza que emerge de las cosas rotas. 
El Kintsugi, técnica japonesa  que consiste en reparar con barniz de resina y con polvo de oro o plata las fracturas que se producen en una cerámica cuando ésta se rompe. Es decir, una técnica de reparación que consiste en dejar expuestas  y embellecer las cicatrices en lugar de esconderlas, que es lo que venimos haciendo más o menos todos. Me parece maravilloso, sinceramente, que exista una técnica capaz de mostrar la desnudez y la fragilidad de quienes somos y además alardear de ello. Porque este arte, aplicado a los objetos, también nos vale para el alma. Fractura, de Andrés Neuman tiene un poco de este arte de Kintsugi aplicable para el alma y las cicatrices que quedan en los seres humanos después de un gran trauma imposible de borrar. Al terminar de leer la novela tienes la sensación de que has conseguido encajar todas las piezas, que las cicatrices están a la vista, que siempre lo han estado, y que todas las fracturas en las que se descompone un objeto, nuestra vida, son, sin duda, el recuerdo circular que nos completa. 
Magistral obra, donde el juego de los tiempos dentro de esta novela circular nos atrapa sin dejarnos salir de dicha trama. Watanabe, un hombre ligero pero lleno de cicatrices que las deja ver en su manera de ser y pensar. Lo más interesante de esta novela es lograr hilvanar tragedias en fechas muy distantes sin perder el hilo del sufrimiento humano.
Vale la pena leerla. 

Fabián Requena



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