domingo, 20 de abril de 2014

Otro Ulises en el ocaso

Una tarde triste de abril

los últimos destellos de luz

eran devorados por la penumbra.

Una vieja embarcación ascendía

cortando las inquietantes aguas del Magdalena.

Abrazado al mástil, un hombre tocado por los años,

vestido de blanco

con una rosa amarilla

negándose a escuchar el trinar de las aves,

el golpeteo de las aguas,

el soplar del viento,

cual sirenas que atormentan a dicho viajero,

otro Ulises, cerrando su propia historia

esperando un final en su Macondo soñado.



Fabián Requena








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