sábado, 15 de abril de 2017

Libro: El lobo estepario
Autor: Hermann Hesse (Premio Nóbel 1946)
Año: 1927
País:  Alemania - Suiza
Género: novela filosófica, psicológica, autobiografica

Desde el comienzo de la novela se destaca la compleja técnica narrativa que emplea el autor. Comienza con el procedimiento del manuscrito ajeno encontrado y luego dado a la imprenta, prosigue con una introspección y ahí son presentados los temores, conmociones y dudas que agitan y perturban el espíritu atormentado, original y complejo que caracterizan al sombrío Harry Haller, el lobo estepario.
Éste es un hombre de casi cincuenta años, cansado y pesimista, enfermo del cuerpo y del espíritu, extraño, insociable, misterioso, lleno de talento y con una capacidad de sufrimiento ilimitada, genial, terrible, es un ser introvertido, con vicios y virtudes, castigado por dolorosas experiencias, se siente desubicado en el mundo material circundante y busca la verdad a través de todas las vivencias imaginables, además, es un individuo en pugna con las dos naturalezas opuestas que habitan en él: la espiritual y la instintiva.
Hesse continúa con un paréntesis descriptivo de la personalidad de Haller en el Tratact (tratado) del lobo estepario. Después de su lectura, Harry sigue aburrido, descontento, inconforme consigo mismo. Cierto día se rebela ante esa mediocridad e irrelevancia que marcan su vida, requiere de alguna agitación fuerte que sacuda la monotonía de su existencia y lo saque de ese simple vegetar cotidiano.
Al borde casi del suicidio, un día tiene un encuentro casual con Armanda, joven y hermosa encarnación de la vida, del mundo sensual, gozoso y terrenal, opuesto al mundo oscuro, pesimista e intelectual de Harry. Armanda le enseña a disfrutar los placeres de la vida, los simples y pequeños detalles que pueden hacer amable la existencia: bailar, comer. Es la liberación, la redención del lobo estepario, un hombre que no sabe reír.
En cierta ocasión Armanda casi le ordena aprender a amar lo más bajo y vulgar, entonces, le presenta a María, criatura instintiva, sensual, símbolo del amor físico, a un tiempo inocente y pervertida, ella le enseña placeres para él desconocidos y, junto con Pablo, un saxofonista de una banda de Jazz, introducen a Harry en el mundo del opio. Sin embargo, el lobo estepario no es totalmente feliz, siente la carencia de algo inexplicable.
Concluye Hesse con un juego simbólico: una noche se celebra un baile de máscaras, al que Haller concurre invitado por Armanda y se identifica con aquel ambiente lleno de baile, música, de goce terrenal, de vértigo y alegría. Harry piensa que hay algo mágico en aquello, se confunden realidad y fantasía. En ese instante Harry sale del hechizo y despierta, dice la obra, toma plena conciencia de las cosas. Se suceden luego escenas de profundo sentido alegórico en un desdoblamiento del alma de Harry: por un lado, su ansia y tendencia a lo sublime, por otro, su apego a las cosas terrenales. En un clima irreal, onírico, aparecen Armanda y Pablo, quienes lo conducen al teatro mágico, donde se representa toda la complejidad de la vida. En un momento dado Harry descubre a Armanda junto a Pablo, desnudos luego del amor; entonces la mata, es decir, aniquila lo que más ha querido, la vida misma, a modo de expiación y autocastigo, de autodestrucción. Harry es juzgado y ejecutado. Pero de nuevo vuelve a despertar y descubre que otra vez todo ha sido un sueño, una alucinación, una trágica y terrible simulación dentro del "fascinante juego de la vida". El lobo estepario comprende todo: Armanda, María y Pablo sólo han sido figuras de ese gran juego, y de él depende saberlo jugar o no. Cuando sepa hacerlo, aprenderá a reír.
La historia de Harry Rafier es una visión maestra del conflicto interior y de la angustia existencial del hombre moderno, quien, igual que Harry, debe aprender la lección: la vida es un juego dramático. Si somos diestros en él, al final del camino nos esperan el amor, la sabiduría y la armonía.
Una excelente obra, con una gran profundidad filosófica sobre el hombre que nos mantiene en vilo durante todo su relato. 

Fabián Requena

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