sábado, 29 de abril de 2017

Libro: La metamorfosis
Autor: Franz Kafka
Año: 1915
País: Checoslovaquia (Praga)
Género: novela drama, terror

Kafka relató la excéntrica situación del joven Gregorio Samsa, quien una mañana se levanta transformado en insecto. Gregorio vive en una casa con sus padres y su hermana. Tras numerosos intentos fallidos de normalizar la situación, cuando el resto de la familia descubre este cambio deciden encerrarlo en su cuarto y cuidar de él hasta que su metamorfosis remita. Lamentablemente para nuestro amigo Samsa, muere solo en su habitación tras varios intentos de volver a establecer una vida normal, cosa que no parece del agrado de sus padres.
Numerosas son las interpretaciones que se han realizado en torno a esta obra, si bien la más clara e importante es la de la crítica a la sociedad aristócrata de la época, la cual aislaba al individuo diferente. Se trata así de un claro relato de cómo el egoísmo de una sociedad puede acabar con individuos marginados por esta.También se ha especulado con que Kafka escribió esta obra como autobiografía en la cual exagera sus sentimientos y emociones.
Si bien Samsa es convertido en insecto, su mente humana permanece inmutable al principio de la obra. Incluso trata de hablar y lo consigue durante una parte de la obra. Pero, cuando los padres deciden encerrarlo en el cuarto, empieza la metamorfosis propiamente dicha, porque es en ese momento cuando el físico deja de ser el cambio más importante; ahora Samsa empieza a comportarse como un insecto: solo come comida podrida, le gusta trepar por las paredes, se calma cuando escucha música. De esta manera se podría pensar que es el contacto con el resto de seres humanos el que nos recuerda a qué género pertenecemos, que somos humanos y no insectos.
Muchas ramas de la psicología postulan que somos porque el otro es, es decir, nos basamos en modelos que percibimos de otros y los hacemos nuestros. Otro ejemplo de esto es el caso de los niños ferinos; niños que son abandonados cuando son bebés y se crían con animales como los lobos en los bosques. Estos niños ferinos se comportan como otro más de la manada, no siguen los cánones de una conducta humana. Por ello, la única salvación que le quedaba a Samsa era establecer contacto con su familia, aunque estos se lo negaron por tener forma de insecto (de aquí viene la interpretación del aislamiento del diferente). Por tanto, Samsa en su marginada vida se convenció a sí mismo de que ya no era un humano, sino un insecto. Y ya sabemos el repudio que proporciona el tener insectos en una casa, por lo que su final era inminente. 
De esta manera, y sintetizando lo dicho anteriormente, no somos humanos por nuestra constitución física ni por nuestra capacidad de pensamiento; estos son capacidades adquiridas por vivir en sociedad, en contacto con otros de la misma especie.
Una gran obra.

Fabián Requena

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