sábado, 17 de junio de 2017

Libro: Bonsái
Autor: Alejandro Zambra
Año: 2006
País: Chile
Género: novela contemporánea

Condenado a la serenidad y a la impostura, Julio, el silencioso protagonista de este libro, acaba convenciéndose de que es mejor encerrarse en su cuarto a observar el crecimiento de un bonsái que vagar por los incómodos caminos de la literatura. Es ésta, como dice el narrador, una historia liviana que se pone pesada, un relato elíptico y vertiginoso marcado por la inquietante desaparición de una mujer.
Para resumir la historia solo basta leer el primer párrafo y comprender todo el universo.
“Al final ella muere y él se queda solo, aunque en realidad se había quedado solo varios años antes de la muerte de ella, de Emilia. Pongamos que ella se llama o se llamaba Emilia y que él se llama, se llamaba y se sigue llamando Julio. Julio y Emilia. Al final Emilia muere y Julio no muere. El resto es literatura”
A partir de este primer párrafo no queda esperar mucho, una narración en tercera persona que juega con las palabras repetitivas y que intenta crear un vínculo entre el lector, ya que su voz es familiar, lleno de trabas simples que lo único que buscan es confundirte. La historia es simple, sin sorpresas; es como tomar agua, ligera ya que sus capítulos son cortos y el número de páginas escaso.
Hay situaciones en la que se espera más, pero de inmediato desilusionan ya que la mayoría de sus personajes desaparecen en unas cuantas páginas, y vuelven a aparecer sin motivo alguno. Además de que se dejan abiertas muchas puertas 
Ambos protagonistas son amantes de la literatura, y es esto uno de los puntos fuertes para alguien que busca encontrar algo bueno que leer ya que recomienda algunos libros que vale la pena revisar. El más resaltante de todos es el libro Antología de la literatura fantástica de Borges. Este relato aparece de manera oportuna ya que intenta darle sentido a la novela en conjunto.
Excelente obra con una nueva visión de la literatura latinoamericana actual, rica en sueños e idiosincrasia propios de nuestro continente. 

Fabián Requena 



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