sábado, 18 de mayo de 2013


Película: Cheila, una casa pa maita
Año: 2010
Director: Eduardo Barberena
País: Venezuela
Interpretación: Endry Cardeño, Violeta Alemán y Aura Rivas
Género: Drama - Comedia

Al ver esta película, tal vez lo primero que viene a nuestra mente es el tema de la transexualidad o las diferencias de géneros. Sin embargo, considero que el problema es una disfunción de una de las tantas familias venezolanas, donde la ausencia de padre en el hogar genera un matriarcado sobreprotector a esa gran lista de hijos varones “machos”, donde se evidencia el maltrato a la mujer, la humillación, la droga, el desempleo, el embarazo precoz, aborto como habito, la adicción sexual al hombre, el parasitismo y todos aquellos vicios que circundan a una familia. 
También, trata de un tema muy común que es el problema de la vivienda, pero más allá de eso refleja ciertas personalidades que son muy comunes de ver en nuestro país, es una fotografía muy interesante sobre nuestra sociedad.
Más allá del asunto de que Cheila es una mujer en cuerpo de hombre, y todo el mundo de los “drag queen”, la película toca una fibra muy sensible, que tiene que ver con la relación de la protagonista con su madre, la película es un caso de estudio psicoanalítico, resumido en la búsqueda de la aceptación del hijo por parte de la madre.
Está muy bien narrada la infancia de Cheila, muy bien dibujada la vida de una mujer que se ha entregado a las pasiones de los hombres y que lo único que le han dejado han sido hijos varones, hijos que a su vez repiten los patrones de esos padres ausentes.
La película va más allá de renegar del machismo, va a las causas del mismo, una madre que no le puede pedir a su propia carne que aporte un mínimo para el hogar, unos hijos parásitos, que no son capaces de organizarse para vivir, para trabajar, aunque hayan tenido las oportunidades para lograr una vida más digna.
En lo particular, la película de Chelia refleja dos tipos de personalidades que conviven en Venezuela, aquella como la protagonista, su primo, su abuela, su vecina, que si pudieron organizarse y llevar una vida decente, fruto de su trabajo y de las ganas de salir adelante, y otro grupo que sobrevive de lunes a viernes y vive el fin de semana bebiendo, aunque suene muy clichetero esto que digo, pues siento que no podemos cerrar los ojos a esa realidad, debemos verla, entenderla y asumirla sin mentirnos y sin menospreciarnos.
Esa es una parte de la realidad de nuestro país, y me pareció mucho más fuerte que el hecho de una persona que se quiere operar su sexo, porque Cheila antes de ser hombre o mujer resulta un ser humano que desea superarse y no vivir en la miseria en la que está metida su familia, una miseria que no es sólo económica, sino humana.
Cheila sólo logra romper con su madre cuando logra verla realmente, cuando entiende que así es la realidad y no la puede cambiar, y por mucho amor que le tenga a su madre entiende que su madre nunca la quiso a ella… Es muy fuerte, pero así es, al sacar cuentas de todo resume que debe romper con esa relación y no mentirse a sí misma, creyendo que resolviendo la vida de su familia iba a conseguir su amor y su respeto.
Es una película que vale la pena ver varias veces, es para discutirla, para vernos, para reflexionar acerca del machismo, no sólo la homofobia, sino una madre que le da prioridad a sus hijos varones.

Fabián Requena







No hay comentarios:

Publicar un comentario